La falta de disciplina o indisciplina es uno de los problemas con los que el 80% de los docentes debe enfrentarse en la actualidad dentro del aula.
¿Por qué hay falta de disciplina?
El tema es muy vasto y es importante mencionar que el concepto de la disciplina en el aula se ha ido modificando con el correr de los años, existen factores sociales, psicológicos y físicos que alteran el comportamiento de los niños.
¿Cómo tratar la falta de disciplina en los niños?
Dejar en claro los roles
Los niños cuestionan los límites de manera periódica. Por esta razón, es indispensable que ellos comprendan el rol que cada uno tienen en cada ámbito.
Establecer normas de convivencia dentro del aula
El establecimiento de normas implica su cumplimiento y, la falta de este cumplimiento, acarrea consecuencias. Si desde el primer día de clases planteamos estas reglas o normas como pautas de convivencia para todos, será más fácil luego respetarlas que si, por el contrario, no lo hacemos y luego, ante una dificultad exigimos su cumplimiento.
Escuchar lo que los niños tienen para decir
La disciplina implica escucha activa hacia los niños. A menudo se confunde disciplina con distancia, pero la disciplina se ejerce de mejor manera cuando somos claros en nuestro comportamiento y escuchamos aquello que los niños tienen para decir.
Las amonestaciones son necesarias
Ante el incumplimiento de una regla o norma, es fundamental que ejerzamos algún tipo de amonestación o castigo. Esto no solo es importante para el propio niño, puesto que marca límites necesarios, sino también para el resto de los niños que al observar dicha amonestación aprenderán de la experiencia. Por esta razón, debemos siempre actuar amonestando justamente (ni más ni menos) que el castigo justo.
Niños que desafían la autoridad docente
En casi todo grupo, existe un niño o niña que desafíe la autoridad docente. En estos casos debemos:
No demostrar debilidad pero sí actuar con cautela y paciencia.
Es indispensable hallar el punto débil del niño y porqué se revela contra la autoridad (puesto que siempre hay una razón). En este aspecto se puede pedir ayuda a la parte directiva, psicológica o psicopedagógica de la escuela o bien preguntara los padres del niño.
Ignorar hasta cierto nivel al niño cuando realice sus bromas o chistes puede resultar pero será indispensable encontrar el punto central del conflicto interno de ese niño si queremos ayudarle y no vivir una tormenta diaria dentro del aula.
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