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Consejos para mantener la disciplina en tu grupo


Manejar un grupo de alumnos no es tarea fácil. Sin embargo, la disciplina en el salón de clases desempeña un papel fundamental en dos aspectos: el funcionamiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje, y en la relación alumno-docente.
Por ello es importante que cuentes con estrategias que te ayuden a fomentar la disciplina, pero que al mismo tiempo contribuyan a establecer relaciones positivas con tus alumnos.
El departamento de Educación Continua de la Universidad Nacional Autónoma de México, propone las siguientes herramientas para cumplir estos objetivos:
1. Aprende a regular tus emociones.
Cuando uno se enfrenta a situaciones problemáticas dentro del salón de clases, inevitablemente surgen emociones que lo impulsan a reaccionar de determinada forma. Muchas de esas acciones, guiadas por las emociones, no son las adecuadas para detener el problema.
Cuando uno aprende a controlar sus emociones, como el enojo o la ansiedad, es capaz de tomar acciones más efectivas y congruentes a la situación. Por lo tanto, uno de los primeros pasos para hacer frente a los problemas en el salón de clases es calmar la ansiedad y las respuestas reactivas impulsadas por una emoción negativa. De esta manera, se podrán establecer límites eficaces y actuar con confianza durante la clase.

2. Elaboren juntos un reglamento dentro del aula escolar.
Las expectativas de conducta permiten guiar el comportamiento de los niños. Por esta razón, es importante que ellos conozcan y entiendan lo que se espera de ellos. Para ello, es imprescindible que desde el principio del año escolar establezcan un reglamento que guíe su conducta durante todo el año.
Intercambiar ideas con ellos e invitarlos a participar en la elaboración de estas normas, y las consecuencias que conllevará el quebrantarlas, marcará una diferencia con tus alumnos, ya que se sentirán involucrados y comprometidos con su comportamiento. Una recomendación al momento de establecer estas reglas es que sean claras, concisas y se redacten de forma positiva. Por ejemplo, en lugar de plantear “No hablar mientras el maestro explica”, indicar “levantar la mano para participar”.

3. Destaca las conductas positivas de tus alumnos.
En la mayoría de las ocasiones, los maestros dirigimos nuestra atención a las conductas inapropiadas de los alumnos, y suelen pasar desapercibidos aquellos comportamientos positivos.
Para que tus alumnos identifiquen cuál es un comportamiento adecuado dentro del salón de clases, es fundamental que destaques sus conductas positivas. Hazles saber que te gustó la manera en que se comportaron. Esto ayudará a reforzar estas conductas e incrementarlas.
Cuando esto suceda, evita el uso de frases como “Vaya, hasta que hiciste tu tarea”, “Ya era tiempo de que levantaras la mano para participar”, “Por fin te mantuviste quieto en tu lugar”. En vez de ello, usa frases como “Buen trabajo”, “Me gusta la forma en la que estás participando el día de hoy”, “Realizaste un buen trabajo en tu tarea”. Recuerda: Reconoce el buen comportamiento de tus alumnos.
4. Sé consistente y constante.
Uno de los aspectos esenciales en la aplicación de consecuencias y normas en el salón de clases es la constancia y la consistencia. Es común que al comienzo de la aplicación de estas reglas seas firme y las emplees con regularidad. Sin embargo, con el tiempo dejamos de aplicar muchas de las técnicas que nos habíamos trazado, o somos inconstantes en su aplicación.
Cuando esto sucede, tus alumnos aprenden que sea cual sea el comportamiento que presenten, no existe una consecuencia clara, o si es que la hay no se aplica igual todas las veces, por tanto aquellas conductas inapropiadas muy probablemente se repetirán una y otra vez. Si eres firme y consistente en la aplicación de las normas establecidas que enseñas a tus alumnos, ellos sabrán que hay consecuencias bien definidas para cualquier tipo de conducta. Recuerda ser consistente en la aplicación de consecuencias tanto para conductas inaceptables, como para aquellas deseables o positivas.
5. Aprende a negociar con tus alumnos.
Cuando entras en conflicto con alguno de tus alumnos puede resultar beneficioso, en muchas ocasiones, llevar a cabo un proceso de negociación con ellos. Esto con el fin de hallar una solución aceptable por ambas partes.
Por supuesto, debes estar dispuesto a escuchar a tu alumno y aceptar compromisos junto con él. Ayúdale a comprender que algunas cosas no son negociables, pero que pueden manejarse de distinta forma. Por ejemplo: “Terminar tu trabajo no es una opción, lo que si podemos elegir es qué actividad podemos hacer después de que cumplas con tu trabajo”. Además de contribuir a mantener el orden, esta herramienta te ayudará a mantener relaciones positivas con tus alumnos.

6. Conoce a tus alumnos.
Aprende sus nombres, conoce sus habilidades, sus gustos, sus características y necesidades propias de la etapa de desarrollo en la que se encuentran. El tener este conocimiento facilitará la comunicación entre ustedes. Además, te ayudará a realizar actividades de aprendizaje adecuadas a su edad y que llamen su atención.

Fuente: Educación Continua, UNAM.

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